El santo y el alma.
Autor: Ambrose Bierce, Fabulas
San Pedro estaba sentado a la puerta del Paraíso, cuando se aproximó un Alma y, haciendo una cortés reverencia, le ex tendió su tarjeta.
-Lo siento mucho, señor -dijo San Pedro, después de leer la tarjeta-, pero realmente no puedo admitirlo. Usted tiene que ir al Otro Lado. Lo siento, señor, lo siento mucho.
-No importa -dijo el Alma-; he pa sado todo el mes en un balneario, y el cambio será agradable. Sólo venía a pre guntar si mi amigo Elihu Root está aquí.
-No, señor -replicó el Santo-; el Sr. Root no está muerto.
-Oh, eso lo sé -dijo el Alma-. Pen sé que podría estar visitando a Dios.
-Lo siento mucho, señor -dijo San Pedro, después de leer la tarjeta-, pero realmente no puedo admitirlo. Usted tiene que ir al Otro Lado. Lo siento, señor, lo siento mucho.
-No importa -dijo el Alma-; he pa sado todo el mes en un balneario, y el cambio será agradable. Sólo venía a pre guntar si mi amigo Elihu Root está aquí.
-No, señor -replicó el Santo-; el Sr. Root no está muerto.
-Oh, eso lo sé -dijo el Alma-. Pen sé que podría estar visitando a Dios.