martes, 1 de abril de 2014

Mariposa viajera.

La mariposa se posó sobre una rama del pequeño árbol; parecía vestida con traje de fantasía y los colores de sus alas parecían formar figuras de un artístico pincel. Una vez más el asombro de la contemplación me invadió en actitud de gozo y acción de gracias por tan cercana belleza.
Me maravilló la constatación de que esa pequeña pero hermosa mariposa, la había visto nacer ayer al salir de una crisálida; encerrada allí ocultaba su belleza como aprisionada, al salir aún no era tan hermosa, pero tan pronto desplegó sus alas y alzó el vuelo se convirtió en un himno a la belleza y a la vida. Muchos pensamientos cruzaron por mi mente y aún siguen golpeando mi elemental razonamiento:
- Pensé en tantos que van por la existencia con afanes raudos y jamás se detienen para contemplar la belleza que gratuita y cercana nos regala el Señor; no hacen el ejercicio de sacar ratos de descanso y pronto vemos el resultado en actitudes neuróticas, violentas y aburridas.
- Pensé también en otros tantos que han dejado la oración, la meditación, la lectura bíblica y espiritual y pronto están caminando ahogados por la prisa, la visión miope de los acontecimientos, el alegato sobre la banalidad vital, el desvío de los altos ideales que Dios quiere para su creatura.
- No pude evitar pensar en el daño que se hace a los alumnos cuando en la educación y su proceso, se les priva del conocimiento de los goces elementales, de la lúdica sencilla, de la oportunidad de la risa y el gracejo, del conocimiento de las altas realizaciones del arte, de la ignorancia de las pautas que Dios ha regalado como meta al hombre.
- Mas pensé en quienes no salimos de las crisálidas de nuestras faltas, limitaciones, pecados, vicios, mediocridades; somos muchos quienes permanecemos amarrados a crisálidas que amarran, atenazan, envuelven, atan, asfixian, impiden la libertad, el ascenso, el caminar ágil por la vida.
Personas que desvían nuestra vida, malas compañías, pésimos lugares, vicios coartantes, odios ancestrales, venganzas crecientes, existencia precipitada y sin dirección, ignorancia amañada de los principios religiosos y éticos de la vida: todo ello son crisálidas que nos impiden salir libres y felices por el mundo y vivir con eficacia en el goce y el servicio a los demás.
Estaba pensando esto, cuando la multicolor mariposa alzó su vuelo; le lancé una mirada afectuosa y agradecida por la lección dictada en tan corto tiempo y recordé lo que anota el Génesis cuando en la narración de lo primigenio dice que ante la aparición de cada obra... Dios "veía que era bueno".
 

Efrain Castillo.

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