LUCIA
Miro por mi ventana el horizonte gris.
Escucho la lluvia que golpea mi pesar.
Miles de hojas, recuerdos y luces carmesíes.
Tenue oscuridad cubre mi mente.
Te recuerdo a ti, mi luz, mi vida, mi frenesí.
Tu pelo que como cascadas atormentadas
caía sobre tus hombros de dulce anhelo.
Tu frente divina, reflejo de amor y paz.
Tus ojos que, como soles, iluminaban mi vida,
que con su mirada arrancaban mis temores.
Tus labios, tus labios fuente de vida,
susurros..., susurros se escapaban entre ellos
a la vez que depositaban besos llenos de pasión.
Tu dulce cuello, que antaño recorría con deseo
besando cada uno de sus rincones.
Tus pechos que altivos incitaban mis caricias,
turgentes y cautivadores delicias salían de ellos
a la vez que con abrazo maternal me recogían.
Tu vientre, hogar de paz, futuro de vida, se estremecía,
se estremecía al sentir mi mirada.
Tu sexo
Sigue lloviendo y mis recuerdos se apagan.
Hace tanto tiempo ya!
La lluvia cesa y cae la nieve.
Sobre mis sienes ajadas y cansadas
reflejos blancos asoman retadores.
Ahora el lobo debe continuar su camino.
Debe dejar recuerdos y dolores.
Mujer que tanto me dio y poco me quiso.
En mi solitario caminar
siempre habrá un recuerdo
que no podrá ahogar con el día.
Esa eres tu, Lucia.
Leonardo Jiménez Gracia
Miro por mi ventana el horizonte gris.
Escucho la lluvia que golpea mi pesar.
Miles de hojas, recuerdos y luces carmesíes.
Tenue oscuridad cubre mi mente.
Te recuerdo a ti, mi luz, mi vida, mi frenesí.
Tu pelo que como cascadas atormentadas
caía sobre tus hombros de dulce anhelo.
Tu frente divina, reflejo de amor y paz.
Tus ojos que, como soles, iluminaban mi vida,
que con su mirada arrancaban mis temores.
Tus labios, tus labios fuente de vida,
susurros..., susurros se escapaban entre ellos
a la vez que depositaban besos llenos de pasión.
Tu dulce cuello, que antaño recorría con deseo
besando cada uno de sus rincones.
Tus pechos que altivos incitaban mis caricias,
turgentes y cautivadores delicias salían de ellos
a la vez que con abrazo maternal me recogían.
Tu vientre, hogar de paz, futuro de vida, se estremecía,
se estremecía al sentir mi mirada.
Tu sexo
Sigue lloviendo y mis recuerdos se apagan.
Hace tanto tiempo ya!
La lluvia cesa y cae la nieve.
Sobre mis sienes ajadas y cansadas
reflejos blancos asoman retadores.
Ahora el lobo debe continuar su camino.
Debe dejar recuerdos y dolores.
Mujer que tanto me dio y poco me quiso.
En mi solitario caminar
siempre habrá un recuerdo
que no podrá ahogar con el día.
Esa eres tu, Lucia.
Leonardo Jiménez Gracia
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