lunes, 10 de febrero de 2014

LUCIA.

LUCIA

Miro por mi ventana el horizonte gris.

Escucho la lluvia que golpea mi pesar.
Miles de hojas, recuerdos y luces carmesíes.
Tenue oscuridad cubre mi mente.

Te recuerdo a ti, mi luz, mi vida, mi frenesí.
Tu pelo que como cascadas atormentadas
caía sobre tus hombros de dulce anhelo.
Tu frente divina, reflejo de amor y paz.
Tus ojos que, como soles, iluminaban mi vida,
que con su mirada arrancaban mis temores.
Tus labios, tus labios fuente de vida,
susurros..., susurros se escapaban entre ellos

a la vez que depositaban besos llenos de pasión.
Tu dulce cuello, que antaño recorría con deseo
besando cada uno de sus rincones.
Tus pechos que altivos incitaban mis caricias,
turgentes y cautivadores delicias salían de ellos

a la vez que con abrazo maternal me recogían.
Tu vientre, hogar de paz, futuro de vida, se estremecía,
se estremecía al sentir mi mirada.
Tu sexo

Sigue lloviendo y mis recuerdos se apagan.
Hace tanto tiempo ya!
La lluvia cesa y cae la nieve.
Sobre mis sienes ajadas y cansadas
reflejos blancos asoman retadores.
Ahora el lobo debe continuar su camino.
Debe dejar recuerdos y dolores.
Mujer que tanto me dio y poco me quiso.

En mi solitario caminar
siempre habrá un recuerdo
que no podrá ahogar con el día.

Esa eres tu, Lucia.

Leonardo Jiménez Gracia

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