martes, 22 de julio de 2014

MADRIGALES.

MADRIGALES
 
I
    Lunas tus labios.
    Llanuras redondas tus mejillas.
    Tu cuello espiga que a los vientos luce maravilla.
    Brillante superficie tu frente lisa.
    Granos de porcelana los dientes que alumbran tu sonrisa.
  
  
II
    Nieve dorada. Umbral de luz. Río mineral. Y toda patria: Tú.
    Adúcar delicado que no toco.    Cascada de cristal.  
    Sin duda agua serena que mojando seca la más terrible sed a mis edades...
    Hembra de piel sedosa, de canela. Reconozco tu altura y me desmayo...
    Me sublimas en gozo si te acercas.
                                 Fina copa de viva transparencia...
   
  
III
    Y se entibió tu vientre lluvioso de huracanes,
    bajo el violín del gozo    vibró en sonatas,
    cantó en turpiales...
    Fue  llanura y plaza, humedad y parque,
    harinoso musgo de ingenuo detalle...
    Me acerqué a tu beso de orquídea fragante
    que, labrado sable,
    me cortó la pena de las soledades...
  
  
IV
    De repente me agarras por el ruedo,
    le impides caminar a mis zapatos,
    no puedo remontar el sufrimiento...
    De repente sonríes,
    dices  -Te amo,   me sorprendes con un 
    -Soy tuya como un arco,
    estoy para que me dispares
    al centro mismo de tu corazón,
    para que subas conmigo a la azotea del amor...
  
  
V
    Tu mano entre las mías
    menuda paloma acurrucada;
    mina de oro en cinco vetas
    que esta noche tiento delicada.
    Me has dejado   entre miedos   atraparla
    con una libertad no traicionada…
    Las mías del amor han sido redes
    enriquecidas con tu paz y tu mirada…
  
  
VI
    Redonda la luz en tus pupilas.
    La piel de tus mejillas  luna llena.    
    Tu pelo  noche separada, sin tinieblas.
    Tus labios un cauce,  uva serena.
    El fuego de tu rostro  tiene lumbre: 
    Su tiempo es una estrella.
  
  
VII
    Al verde de tu patria estás en el opuesto en este oriente.
    Perfecto tulipán que alumbra el pecho.
    Orla delicada    voy a tomar de ti toda hermosura                           
    para hacerle a mi vejez otra silueta….
  
  
VIII
    TUS OJOS,  serenidades de río que reposa,
    curvos soles nocturnos que iluminan planetas.
    Base de los rayos, en turno de resplandor… 
    Semillas de almendra y de albaricoque.
    Piedras ovaladas del mar  
    que rebrillan por la madrugada y hacen los pájaros cantar…  

 Vicente Rodríguez Nietzsche
 (Puerto Rico)

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