A MARINA
Niña mujer me ofreces,
tu
cuerpo mansamente,
para que lo recorra la nave de mis besos.
Y me das tu calor,
para abrigar los crudos y
trasnochados fríos
de pasados inviernos.
Y me
brindas tu alma,
para que en ella habiten mis sueños mas
profundos,
mis aventuras locas,
mis cosas más
queridas.
Y te ríes al aire,
el mismo que
respiro.
Con la risa temprana,
con la pasión
al cielo,
con la llama encendida del amor en los ojos.
Eres el sol de enero y eres la primavera.
Y en ti
encuentro la luz cuando la noche llega.
Eres la puerta
abierta a todos mis deseos,
y en ti se agitan mares,
ciudades y cometas.
En ti el universo se hace
miel como el tiempo.
Y en ti los astros brillan, con fulgores
eternos.
En ti mujer amada, deposito mis manos,
y
hago un nido de estrellas,
doblego a los planetas.
Capturo al sol y al viento
para que ellos te ofrezcan
su danza de milenios,
su simétrico vuelo,
su canto de misterios.
En tu boca me ahogo,
En tu piel me desmayo.
En tu pecho despierto a seguir
el camino.
Exploro tu cintura con mi lengua sedienta,
y me bebo de a sorbos tus primeros temblores,
y devoro
de a poco el pan de tus caderas.
Por tus piernas mis
dedos,
trazan ríos de seda.
Y en tus pies me
detengo,
los beso con ternura,
y vuelvo lentamente
embriagado de niebla,
al punto de partida.
Niña mujer tu cuerpo,
embrujo irresistible,
postal
que me regalas en cada nuevo día,
es el único bálsamo,
que cura mis heridas.
Roly Canteros
(Argentina)
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